La palabra pedagogía tiene su origen en el
griego antiguo pedagogos. Este término estaba compuesto por Paidós
(“niño”) y gogía (“conducir” o “llevar”). Por lo
tanto, el concepto hacía referencia al esclavo que llevaba a los niños
a la escuela.
En la actualidad, la pedagogía es el conjunto de los
saberes que están orientados hacia la educación, entendida
como un fenómeno que pertenece intrínsecamente a la especie humana y que se
desarrolla de manera social.
La pedagogía, por lo tanto, es una ciencia aplicada con características
psicosociales que tiene la educación como principal interés de estudio.
En este aspecto es tan importante la mencionada
disciplina que desde hace algunos años en todos los centros educativos públicos
que forman parte de la Red de Enseñanza de España existe un pedagogo o pedagoga
que no sólo se encarga de respaldar el trabajo de los profesores sino que
también ayuda a los alumnos que lo necesitan en determinadas áreas.
Más concretamente esta figura tiene en cualquier
escuela o instituto unas funciones claramente delimitadas como son las
siguientes: servicio de orientación y organización escolar, programación de
metodologías específicas, asesoramiento al profesor, elaboración de terapias
específicas, técnicas de estudio, diagnóstico del discente…
Es importante destacar que la pedagogía se nutre de
los aportes de diversas ciencias y disciplinas, como la antropología, la
psicología, la filosofía, la medicina y la sociología.
De todas formas, cabe destacar que hay autores que
sostienen que la pedagogía no es una ciencia, sino que es un arte o un tipo de conocimiento.
Muchos han sido los pedagogos que a lo largo de la
historia han planteado sus teorías acerca de la educación, no obstante, entre
todos ellos destacan figuras como la de Paulo Freire. Este fue un educador de
origen brasileño que se ha convertido en un referente dentro de esta citada
ciencia.
En concreto, él estableció una serie de veinte
máximas fundamentales en el ámbito de la Pedagogía bajo su punto de vista. Nos
estamos refiriendo, por ejemplo, a que enseñar exige siempre saber escuchar,
que todos siempre aprendemos, o que estudiar no es un proceso mediante el cual
se consumen ideas sino que estudiar es crear precisamente esas citadas ideas.
No obstante, junto a dicha figura habría que
destacar la de otros muchos compañeros que como él han expuesto sus teorías y
visiones acerca de esta ciencia basada en la educación. Este sería el caso de
Robert Gagné, Jürgen Habermas o Iván Petrovich Pavlov.
La pedagogía puede ser categorizada de acuerdo a
diversos criterios. Suele hablarse de la pedagogía general (vinculada a
aquello más amplio dentro del ámbito de la educación) o de pedagogías
específicas (desarrolladas en distintas estructuras de conocimiento según
los acontecimientos percibidos a lo largo de la historia).
Es importante distinguir entre la pedagogía como la
ciencia que estudia la educación y la didáctica como la
disciplina o el grupo de técnicas que favorecen el aprendizaje. Así puede
decirse que la didáctica es apenas una disciplina que forma parte de una
dimensión más amplia como la pedagogía.
La pedagogía también ha sido vinculada con la andragogía, que es la
disciplina de la educación que se dedica de formar al ser humano de manera
permanente, en todas las etapas de desarrollo de acuerdo a sus vivencias
sociales y culturales.
Características de la pedagogía
1) Orientación hacia aprendizajes
relevantes: de la dispersión a las prioridades: La distracción del aprendizaje
se produce por interferencias externas de variado tipo que los docentes deben
controlar:
• Algunas propias del profesor (creer que sus
alumnos no son capaces de aprender)
• Prejuicios sociales (pensar que la pobreza no
permite la concentración en los aprendizajes)
• Interferencias contextuales (multiplicidad de
demandas hacia la labor docente)
• Propias de los alumnos (falta de concentración,
problemas del hogar que les afectan
• Propias de sus hogares (falta de apoyo en la casa,
carencia de materiales de estudio), etc.
2) Adquisición de aprendizajes significativos: del
conocimiento como cosa al conocimiento como saber: La fuerte orientación hacia
aprendizajes
relevantes no debe ser confundida con un
academicismo rígido y formalista: los docentes saben que para los alumnos
alcancen los objetivos del currículum nacional, ellos deben hacer un esfuerzo
de conexión con la realidad particular y los aprendizajes y motivaciones
personales de sus
alumnos. Si quieren llegar a lo lejano deben partir
por lo cercano. Esta regla de la pedagogía impregna un conjunto de prácticas
encaminadas, en
definitiva, hacia la adquisición de aprendizajes
significativos:
a. Los profesores procuran que los alumnos tengan
una relación activa con el conocimiento que deben adquirir.
b. Privilegian metodologías que permitan a sus
alumnos poner en juego sus conocimientos y motivaciones personales previos, a
fin de conectar lo nuevo con lo ya adquirido.
c. Los docentes aplican una amplia gama de
metodologías de enseñanza (exposiciones, trabajo en grupo, lectura, proyectos,
etc.) y procura utilizar variedad de recursos didácticos (textos de estudio,
guías, computadores, materiales reciclados), entre otras razones, porque dicha
heterogeneidad permite multiplicar las probabilidades de que cada alumno
encuentre su punto de conexión y/o motivación personal con el nuevo
conocimiento.
d. La relación activa con el conocimiento se refiere
también a la manipulación simbólica del saber.
3) Alta estructuración y anticipación de la
situación de aprendizaje: de la confusión a la estructura: las clases de estos
profesores son procesos de
enseñanza – aprendizaje fuertemente estructurados.
Casi independientemente del tipo de metodologías que empleen en uno u otro caso
particular, los maestros procuran la presencia de un conjunto básico de
elementos que son, en definitiva, los parámetros de esa estructura:
• La clase es enlazada con las anteriores para que
el alumno recupere el proceso más largo en que está involucrado.
• Sus objetivos son claramente explicitados, a fin
de que el alumno cuente con las reglas de realización de lo que se espera de él
y no pierda el sentido de sus actividades
• Las actividades son anticipadas y los tiempos
controlados, a fin de que todos trabajen lo más eficientemente posible
• El tiempo se aprovecha intensivamente manteniendo
un ritmo fuerte
• El profesor supervisa, controla y retroalimenta
permanentemente a sus alumnos, a fin de orientarles cuando es pertinente,
evitando dejar actividades inconexas, sin cierre, evaluación o corrección.
• Se sacan conclusiones, se refuerza lo importante,
se explicita y comparte lo aprendido a fin de que sea integrado a los demás
aprendizajes.
4) Atención a la diversidad, variadas metodologías y
recursos: del alumno promedio al alumno real: Existe una heterogeneidad de los
tipos de
prácticas pedagógicas expresadas en gran diversidad
de metodologías de trabajo en el aula.
Existen dos fuentes de diversidad permanentes para
la enseñanza: el objetivo o contenido de aprendizaje que se está enseñando y
los alumnos a
los que se enseña.
5) Constante supervisión y retroalimentación a los
alumnos: de la distancia a la comunicación: Los docentes intentan mantener una
relación constante de comunicación con sus alumnos, de forma que estos perciban
que están siendo efectivamente acompañados. Por ello, los maestros demuestran
gran capacidad y gastan muchas energías en conducir la clase. Los alumnos son
evaluados y retroalimentados constantemente por sus preguntas, exposiciones,
intervenciones, trabajos, etc.
6) Uso intensivo del tiempo, ritmo sostenido: de
matar el tiempo al tiempo es oro: El uso intensivo de las horas de clases es lo
más significativo en esta dimensión. Esto involucra diferentes aspectos y
niveles:
a. La cuestión básica de comenzar de inmediato y
extender la clase hasta el final del período previsto.
b. Los profesores y los alumnos sostienen un ritmo
intenso de trabajo, evitando las discontinuidades, pausas o tiempos muertos
c. Generalmente los profesores planifican un amplio
y variado conjunto de actividades, de forma que en las clases se alternan
diferentes momentos y – si alguna actividad no resulta o se agota tempranamente